Recorrido por Instalaciones

Una de las cosas mas fomes de la pega es siempre hacer cosas que sabes son falsas. Y uno, en el rol de personaje notarial, debe dar fe de que esta todo en orden. Una lata, pues uno sabe que no es así que esta mal, que debiese salir arrancando al primer mareo. Pero no lo hace. Solo por cumplir te quedas.

Como en la vida misma, también en el trabajo debemos hacernos los tontos, apretar la guata, cerrar los o
jos y darle hacia adelante. Aunque no nos guste. Y así uno pasa, mirando al suelo o hacia ningún lado, tratando de no ser parte, como escondiéndote de todo. Pero finalmente estando ahí ya eres parte y, aunque sea por omisión, respaldas una serie de cosas falsas que suceden.

A mi eso me pasa siempre en los recorridos por instalaciones, los cuales siempre los encuentro falsos, armados a
mango, el acto más grande de parafernalia de la calidad. En la vida también he realizado estos recorridos falsos, que no llevan a nada, que no dejan nada. Y también miro al suelo tratando de hundir la cabeza como una avestruz. Caminos falsos, como de plástico, que recorro de malas ganas, viendo como esta estúpidamente armado y sonriendo estúpidamente ante el castillo que luego, cuando te retiras, se desarma como si fuese de utileria (en efecto, creo que algunas veces ha sido efectivamente de utileria). Todo termina cuando uno decide que ya no tiene tiempo para tonteras, pone su mejor cara de pocos amigos e indica que ya se termina la actividad.

Insisto, como en la vida, uno siempre puede decir que ya basta, que hay que terminar la farsa necesaria. Pero uno sabe que pronto tendrá que recorrer otras instalaciones, con la misma sensación, colocando caritas hasta que la hora y media haya pasado. Y te retires, con la sensación de no haber sacado nada en limpio.


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