¿QUE SUCEDE?

A ratos tengo la sensación de vivir como en un estanco... en donde no avanzas pero tampoco retrocedes. Solo te mantienes ahí, expectante a alguna señal de cambio, que indique por donde va la cosa. Por donde salir y retomar la senda o quizás no retomar, sino mas bien iniciar una nueva. A corto plazo, el estanco o más bien el micro espacio va bien. Acostumbrado a vivir el presente sin disfrutarlo, sino más bien como una manera de asegurar el futuro objetando el pasado, creo que el estanco esta bien por el momento para detenerse, observar, tomar aire y ver que es lo siguiente. Por el momento quiero vivir alucinado por el presente, sin siquiera ver que será en una semana, un mes o un año.

Y es que el futuro, cuidadosamente planificado, hermosamente soñado, de pronto desapareció (o lo desaparecieron) dejandome en el aire, viviendo el desengaño de algo que quizás solo existía en sueños. Junto con el futuro, también se esfumo el yo seguro, certero en sus ideales, que tenia metas claras y que le otorgaba un sentido de pertenencia a todo... me sentía parte de un proyecto.

Pero ya no, y quizás ya no duela tanto. Vamos día a día, como decía un deté argentino vendehumo como muchos, intentando maniobrar en el estanco sin desesperación, más bien a gusto, con cierto placer. En el estanco encontré nuevas cosas interesantes, dignas de realizar y de las cuales me arrepiento no haber visto/conocido/descubierto. En el estanco estoy yo y me miro y creo que soy yo en mi crudeza más humanamente bestial. Y no me molesta en absoluto. Como un niño que de pronto descubre que no existe ni el ratoncito y ni el viejo pascuero, sintiéndote humano, demasiado humano. Ya no me cuentan cuentos (espero) dentro del estanco, aprendo de mi y de lo sucedido, dialogo con alguien más que parece ser yo, desfigurado por la decepción y el desengaño. Y tomo notas del dialogo con el yo acabado. Total, de aquí pa delante, todo suma.