Nube Negra (accidente de tren)

Acababa de cerrar el pasado y comenzaba a dar vueltas a la concepción de amor de Rímini, “el amor no abarca, hunde… al amor clava”. En mi mp4 sonaba “idioteque” de Radiohead “woman and children first…”. De pronto se apagan las luces, remezón en el tren, vuelve la luz, caras de pánico y un extraño destello en la ventana. Salta polvo, me arranco de la ventana como un reflejo propio de supervivencia y me encojo (como en Baires). De pronto todo se detiene y un olor a bencina fluye y marea.¿Que sucedió? Era la pregunta recurrente entre todos los pasajeros del carro preferencial del tren EFE de las 17:30 con destino a Chillán. Miraba por la ventana y afuera la noche negra impedía saber donde estaba. Un tipo con GPS nos dice estamos a 4 kilómetros al norte de Linares, cerca de un pueblo llamado Putanada. Curioso.

Aparece una chica, al parecer una especie de azafata del tren la cual nerviosa avisa algo relacionado con paquetes y barricadas. No entiendo nada, miro hacia fuera y la noche negra abruma y aumenta la confusión. Alguien dice que el destello no habría sido ni más ni menos que un auto. Ergo colisionamos con un auto, el cual se habría hecho pedazos. Yo me hundo y pienso que mi nube negra me persigue de todas formas, incluso en tren.

Esperas, confusión, teorías raras, aparición de gps y la versión oficial. Efectivamente era un auto, pero extrañamente no se encuentran los cuerpos. Ya va casi una hora y la gente ríe, casi de manera burlona, sobre el destino de los ocupantes del auto. Me aparto y descubro una puerta abierta. Me asomo y aparece un bombero, el cual me da las buenas noches (que tienen de buenas?) y me dice que no han encontrado nada, salvo restos del auto que están abajo del tren.

Ya va una hora y cuarto, y aparece la chica del principio, que nos enteramos que era la maquinista y nos indica el plan de evacuación. Avanzar hasta el primer carro, salir con ayuda de los bomberos, cruzar una zanja y esperar los buses que vendrían desde Linares. Simple… pero no tanto. La zanja se cruzaba por un puente improvisado, hecho de dos escaleras de bomberos, una como pasamanos y otra como base. A todo esto el generador de la luz de rescate se había quemado, así que la luz era solo de pequeñas linternas. Y eso era una aventura. Figuraba con mi mochila, la maleta que la tomo un bombero, con abrigo y bufanda, tratando de cruzar por ese puentecillo. Una especie de Indiana Jones del aseguramiento de la calidad.

Paso, fumo y espero al resto. Miro bajo el tren y una masa amorfa de fierros se ve bajo el tren. Evidentemente eso había sido, hasta hace poco, un auto. Fumo bajo el frío y la noche, mientras miro a los bomberos tratando de arreglar el motor del generador que se había fundido. Llega el resto y caminamos hacia los buses. Primeros iluminados por lámparas, luego por reflectores de TV y yo me sentía como esos exiliados filmados por una cámara infidente que desnuda. Le hago el quite, llego al bus y su respectiva foto. A esa altura nos reíamos de la situación.

Subo al bus, y empieza la maniobra del chofer para salir de donde estábamos. Una especie de camino rural pequeñísimo, de tierra, en donde pasamos 20 minutos para poder salir. El chofer luego de bastantes topones, retrocesos y avances logra salir y el público lo aplaude.
El bus comienza su camino de continuidad hacia Chillán. Enciendo de nuevo mi mp4 y retomo “idioteque” y me parece que la música me acompaña y es el telón de fondo de mi vida bajo la nube negra. Choque, fracturas, detenciones sin fundamento, desengaños, traiciones, decepciones y cajitas. Y ahora agregaba ser parte de un par de muertes a mi paso. Ya son las 12:35 de la noche y hace largo rato que debía estar en el hotel. Maldita sea… alguien sabe como se hace un sahumerio?.



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