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(Alta) Fidelidad

Muchos de ustedes, amables e inexistentes contertulios, sabrán que unas de mis películas favoritas es "High Fidelity", basada en el libro de Nick Hornby llamado "High Fidelity". El tema es que tengo el libro y el DVD y no paro de verla y revisar el libro.

Una amiga, ex lectora de este poco amigable pasquín, alguna vez me decía que en si la película es bastante masculina, no en el sentido de tipos corriendo en autos ni matando gentes rodeados de niñas curvilíneas, sino más bien en el acercamiento al rompimiento de una relación. Y yo creo que es verdad. Muchas veces he pensando que a mi me paso todo (o casi todo) lo que le ocurre a Rob Gordon en la peli o a Rob Fleming en el libro. Y uno se siente medio identificado y al final cae en una dialéctica con el libro y la peli y ya no sabe si haces las cosas que haces porque viste el film o porque viste el film haces las cosas que haces (si, esto es una copia de la frase de Gordon sobre la música "yo no se si estoy triste porque escucho música pop o escucho música pop porque estoy triste").

En fin, toda esta introducción solamente para presentarles una escena que me refleja en los últimos meses, días, horas. Y digo yo, que levante la mano (modo americo off) el que alguna vez no se haya pasado el rollo de su pareja o ex pareja teniendo "el mejor sexo de su vida con otra persona.... en tu mente". Y es que uno a veces se psicopatea más de la cuenta con las rupturas y todo eso, y entonces empiezas a imaginar cosas que en realidad no te hacen bien. A ciencia cierta, creo que uno debiese poder a ratos suprimir la imaginación para así poder evitar estas cosas.

De todas maneras la escena es más cómica que trágica (cuestiones del cine pues) y de verdad la miro y la miro y pienso que si, que esto me ha pasado más de una vez y es mucho más perturbador que cómico, es mucho más triste que alegre. Pero sucede, o al menos a mi y a un par de socitos que conozco también.

En fin, los dejo con la escena (la cual me costo encontrar en youtube, por lo cual solo encontre una versión doblada al ezpañolizimo), pero creo que vale la pena verla.


Allen

Woody Allen es como gusto de viejo. Sus películas graciosas, irónicas, cínicas pero simples, están muy alejadas de lo que gusta el lolerio actual. Además que su buenas películas son siempre antiguas, digamos que entre los setenta y los ochenta y que, salvo Match Point, sus últimos intentos han sido bien fomes... solo lo sostiene la buena de Scarlet.

Allen es como intelectual de esos que se creen el papel, de esos que siempre me encontraba en la U y que detestaba. Sin embargo al cineasta judío siempre lo salva su ingenio, su capacidad para reírse de si mismo, de los intelectuales y en general de todo lo que lo rodea. Y eso me agrada. Y así he caído en una sobredosis de Allen en los últimos meses, llegándome a sentir identificado con algunas escenas de sus películas (han visto la última secuencia de Manhattan?).

Allen es interesante y sus películas rayan en la critica sarcástica a muchos aspectos que nos rodean (Hollywood ending al cine, crimen y castigo a la moral, Hanna y sus hermanas a la familia, etc) y también aborda con ingenio las relaciones de pareja (Annie Hall, Manhattan).

Bueno, eso es Allen desde la óptica de este lolo que lo descubrió junto con el mundo de las cajitas y los analistas (graciosa ironía).

Despedidas

Últimamente me tocado presenciar y vivir muchas despedidas, y esta claro que a nadie le gustan las despedidas. Aunque, claro esta, que hay despedidas y despedidas, de las bonitas y de las otras, de esas que son un adiós y de esas que son un hasta pronto. Y yo he pasado por ambas.

La primera fue una despedida simbólica a una colega que se casa. Claro, es un modo simbólico pues la veré a vuelta de su luna de miel, como siempre, sentada a dos oficinas mio, la volveré a ver, pero ahora sera una señora, con un proyecto claro basado en dos que se vuelven uno. Bien por ellos.

También en la pega, una chica renunció. Y esta claro que sera como un adiós. Pero es bueno, pues ella esta contenta, se va a un mejor lugar, donde hará lo que a ella le gusta. Y quizás, aunque no la vuelva a ver jamas, la certeza de que se va contenta, la da a la despedida un tono de alivio. Bien por ella.

Otro que se fue de la pega, pero lo sigo viendo, por cosas laborales. Seguramente, cuando termine el pituto, no lo volveré a ver. Pero también es por su bien, una decisión que tomo sopesando (supongo) todas las aristas. Bien por él.

Pronto se vendrá otra en la oficina, quizás la que más cuesta asumir. Seguramente lo seguiré viendo, pues creo que somos amigos. Sera un hasta pronto bien regado de alcohol. Pero va a ser difícil. Es bueno trabajar con amigos, más cuando son de esos que te alegran el día, pero también se va a un mejor lugar, cuestión que me hace sentir felicidad por su éxito. Y, a pesar de que no lo veré más por la mañana, yo se que seguiremos compartiendo. Antes que compañero de trabajo es mi amigo. Insisto, sera un hasta pronto, muy pronto. Y por él si que estoy contento.

La última, quizás la más dolorosa, fue el hasta pronto que me regalo ella. Lo recuerdo perfecto, todas sus palabras, su llanto, su confusión. Sin embargo, es muy posible que el hasta pronto sea un adiós. Tanto por sus circunstacias, como por las mías, tanto por sus proyectos como los mios. Esa fue triste, de las que uno nunca quiere vivir, pero creo que era necesario. Bien por ambos.

Esta última, se parece en algo a la última escena de Manhattan, la película de Woody Allen. Con uno tratando de convencer, contradiciendose, confundido ante la incertidumbre. La otra, algo mas tránquila, con muchas mas certezas (aunque ella no lo demuestra como la actriz en la pelicula), con la clara convicción de que es lo mejor. La tranquilidad, de la actriz, viene de la convicción de que nadie cambia en 6 meses, y que volvera. Pero pasa que la gente si cambia en 6 meses, y mucho... de ahí mi intranquilidad.

A veces creo que corrí tras ella, tal como Allen lo hace en esta escena. Una corrida desesperada, una patriada en términos futbolisticos, patriada sin sentido, sin esperanzas, pues en el fondo, tanto Allen como yo sabíamos que nada lograríamos. Nadie puede cambiar decisiones a último minuto en la vida real. Por eso me gusta el final de Manhattan, pues tiente tintes reales y tintes mágicos.

Quizás logre en algun momento entender que la patriada y la despedida eran necesarias. Pero no se hasta que punto, el hasta pronto lo fue.

Los dejo con la escena, desgraciadamente esta en inglés... pero en fin.