Post desastre

Una extraña sensación de no pertenencia me embarga. El sentir que no encajas en nada, el pensar que transmites en otra frecuencia... un mundo paralelo al trazado desde siempre. Algo cambia, pero no se que es. Ya no me divierto con lo de antes, me divierto conmigo, a solas. Ya no quiero contar la misma historia, escuchar los mismos sermones.

Extranjero en tu grupo, te sientes acompañado y solo al mismo tiempo. Soledad abrumadora a ratos, crees que nunca más pertenecerás a nada. Soledad interesante las más de las veces, sientes que donde más te acomoda es tu lugar que construiste desde hace algunos meses, refugiado en libros que hablan de la tristeza y el desengaño, escuchando canciones que hablan de alienación y perdida, viendo películas que trazan sutilmente el dibujo de la incomprensión de las relaciones y la torpeza humana.

Uno cambia y es como sentir estar en ruinas luego de un terremoto sin ganas de reconstruir nada, abrumado por las camionadas de ayuda que traen más lo mismo. Y te refugias con lo básico, con lo mínimo... vale decir, te refugias en ti. Y ya la soledad no abruma, sino que sienta bien en tu desaliento.

Lo lamento, pero es el la reacción natural post desastre, el proceso natural de decantación que me toca vivir... insisto, quizás deba comenzar de nuevo, pero ahora no es el momento.

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