Censura

Hay veces en las cuales se aconseja ir con la verdad de frente, cueste lo que nos cueste, pues nuestra cultura, nuestro valores, enaltecen la sinceridad de una extraña manera. Entonces todos vamos pregonando que la verdad por delante y da lo mismo lo que hagas, total ha sido declarado y eso limpia de polvo y paja.

Pero también puede ser que esa verdad enoje al resto... entonces esos mismos que pregonan con la verdad, hablan también que hay que tener cuidado y caímos en verdades a media. Censuramos a otros y a nosotros mismos. Alguien diría que hay que buscar el justo equilibrio. Pamplinas, eso no existe.

Yo digo mejor que hay que ser consecuentes, al menos con uno mismo. Así, si vamos a ser transparentes, tenemos que ser así hasta al final... morir en la de uno. Si vamos a tratar de cuidar al resto, bueno lo haremos a pesar de nosotros... a morir por el resto.


Todo esto tiene un aura heroica, pues creo que si hay algo difícil de sostener es la consecuencia. Dicha consecuencia puede ser mal vista. O porque dañamos al resto o porque caímos en la mentira. Y ahí nos censuran o nos autocensuramos. Vale decir, la autocensura va en contra de la consecuencia. Y lo peor es cuando piden censurarte, o mejor dicho, te censuran, a pesar de que lo que haces, lo censurado, es acorde a lo pregonado por el censor. Resultaría lógico, por ejemplo, que yo censurara algún comentario en este blog cuando ya declare que estaba todo permitido (por lo demás tengo pocos comentarios, seria como bajarse el rating en un canal de TV). Tengo que aceptar lo que venga, pues lo declare válido. Y moriré en esa. Eufemisticamente, claro esta.

Mi duda pasa si uno le puede pedir consecuencia al resto. Para mi es lo mínimo que podemos pedir. O al menos, es lo mínimo que exijo. Vamos, declaremos lo que somos, pero seamos eso siempre y a pesar de eso. Mil veces la consecuencia a la verdad, mil veces la coherencia a la sinceridad. Mil veces la consistencia a la cesura. He dicho!

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