Precipicios
En el desprolijo avance del tiempo, ahí donde sucede de todo y también nada, ahí donde las emociones nos llevan al absurdo, ahí donde al final todo tiene su desenlace. En ese tránsito uno va construyendo muy de a poco algo semejante a una vida.
Desde cerca es una llanura, al tomar distancia nos damos cuenta que la llanura no es mas que un gran precipicio. Y nos da pavor caer por el acantilado, pero al fin y al cabo todos caemos. Quizás de eso se trata, solo de no caer, de construir barreras al borde del precipicio. Lamentablemente, yo he caído más de un par de veces y mis barreras que actualmente construyo son tan pueriles como ilusas, que temo no lograran aguantar mi peso cuando nuevamente pierda el equilibrio. Y creo que lo perderé.
¿Cuantas veces puede uno caer por el mismo precipicio? Las necesarias para aprender quizás. ¿Pero y si uno no quiere aprender? Bueno, ahí tu juegas con tus propios miedos, con tus propios caprichos, con tus propias obsesiones. Y ahí estamos, lidiando con caprichos, miedos, obsesiones, virtudes, defectos y un cuerpo que cada vez se hace más pesado.
En el desprolijo avance del tiempo, ahí donde sucede de todo y también nada, ahí donde las emociones nos llevan al absurdo, ahí donde al final todo tiene su desenlace.... espero mi desenlace, tranquilo, con una absurda sonrisa.
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