Exceso de velocidad
Vamos muy rápido, como a exceso de velocidad. Como siempre, el exceso de velocidad nos produce miedo, pues corremos el peligro de estrellarnos y no contarla dos veces (en mi caso serian tres o cuatro), pero por otro lado, la prisa nos puede llevar pronto al lugar que buscamos... a nuestro destino.
Voy rápido, lo tengo bien claro. Se el porque de la premura y se muy bien que me puedo estrellar. Me detienen los de siempre y creo que me van a pedir que vaya más lento. Pero no lo hacen, es más, me piden que siga a esta velocidad. Es extraño, pero a veces uno espera que lo detengan, y cuando no lo hacen, uno toma más confianza y aumenta la velocidad.
Vamos rápido y ya no atendemos la señaletica. No nos importa ni el tráfico ni el peligro. En mi loca carrera pasan por mi lado otros, los cuales me hacen espacio, me limpian la vía. También hay algunos que se apartan y nos dejan a solas en esta premura visceral.
Vamos rápido y ya solo me queda un acompañante. Le advierto de los peligros, pero me dice que no debo temer... a fin de cuentas, ya tomamos esta vía rápida a nuestro destino.
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