De vuelta

De vuelta todo es más tranquilo. La rutina vuelve como un tranquilizante que baja ansiedad y disminuye el estres. La espera se hizo eterna en varios aspectos, pero podría afirmar que valió la pena. No obstante, como que la vuelta me trae sorpresas, sorpresas que estaban calculadas pero sorpresas al fin y al cabo.

Me hubiese gustado aprender guaraní y así hablar un idioma que solo yo entendiese, como una clave conmigo mismo. También a ratos creo que el bar del hotel era lo suficientemente agradable como para pensar que podría haber seguido ahí eternamente. Era como un refugio de todo lo que uno vive, una tranquilidad vacía, alegre, lejana...

Pero había que volver. Como ya lo dije, yo solo sirvo para estar de paso y no me resulta quedarme en lugares que son tan lejanos a lo que soy. Al cabo de un rato me incomoda y como que quiero volver a mi lugar de origen. A veces creo que por más que quiera acostumbrarme a esos espacios hay algo que me lanza nuevamente a mis habito, mis costumbres y mi espacio... una especie de inercia que molesta, pero que sabes que finalmente te hace sentir cómodo.


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